“Resiliencia se define como el resultado de una adaptación exitosa a la adversidad.”
Zautra
Cuando tenía 16 años, nace mi hermana, estaba feliz por la llegada de Sara. Al mes, mis padres me cuentan que nació con Síndrome de Down. En ese momento no tenía idea que era eso.
Al otro día fuí a colegio, no quería hablar con nadie. Pensaba que, aunque yo tengo una discapacidad y estaba desarrollando una vida con calidad, la mía es física la de ella es intelectual y eso lo hacía mucho más grave.
Asociaba a Sara con una persona cercana quien tiene una enfermedad mental y está hospitalizada hace varios años en un cuarto. Pensaba que así iba a pasar sus días, y que no iba a tener una vida feliz. Es posible que quienes tienen un familiar con discapacidad intelectual, hayan pensado o sentido algo parecido.
Es una noticia fuerte, pues un padre de familia y un hermano mayor, siempre quiere tener un hijo o hermano perfecto, sin embargo, llega una bebe con discapacidad intelectual. Después de un tiempo de pasar por dolor, asimilamos y entendimos la noticia, logramos aceptar la realidad; nació Sara, una linda niña que tiene Síndrome de Down, y no lo podemos cambiar.
Entendimos que, a pesar de su condición cognitiva, debíamos confiar en que Sara podía construir un proyecto con calidad y ser feliz.
Como familia no debíamos enfocarnos en lo trágico que podía ser, sino en todas las posibilidades que había y trabajar en ellas. En lo primero que se enfocaron mis padres, fue en tener el cuidado necesario para que ella pudiera superar todas las dificultades de salud.
Luego, nos enfocamos en su educación. Mi madre se dedicó a estudiar a profundidad todo lo que había acerca de inclusión educativa para poder diseñar estrategias para que su hija tuviera la mejor educación posible.
Ha sido un camino que no ha sido fácil, con miedos, preocupaciones y mucho trabajo, sin embargo, ha valido la pena, pues hoy Sara, está a pocos días de cumplir 18 años, está terminando su bachillerato en un colegio inclusivo, y tiene muchos proyectos por delante.
Actualmente, tanto Sara como cada uno de nosotros tenemos un proyecto de vida con calidad como individuos y como familia de los cuales nos sentimos muy orgullosos y seguiremos construyendo.
A raíz de todos estos aprendizajes, hoy tenemos un propósito común: Aportar a la construcción de una sociedad inclusiva.
Aunque esta historia de resiliencia es muy diferente a lo que estamos viviendo hoy, he aprendido muchas cosas que deberé aplicar ya y las quiero compartir.
Es un momento histórico particular, novedoso para todos nosotros. Nos está obligando a salir de nuestra zona de confort. Es probable que muchos estemos pensando en lo peor que puede pasar, que no será simple salir de esta, por lo tanto, sintamos incomodidad y miedo.
Debemos aceptar que estamos en un momento difícil que tiene impactos para la salud de muchos, y para la economía.
Sin embargo, esto no nos debe paralizar, todos tenemos en nuestro interior talentos y fortalezas, que nos permitirá afrontar esta crisis, reinventarnos y salir fortalecidos, pero esto depende principalmente de nosotros.
Ser resilientes, depende principalmente de nosotros.
El ver hoy a Sara y a mi familia, me da fuerza para aceptar, afrontar y luchar en esta situación para lograr adaptarme exitosamente a esta adversidad que nos está poniendo la vida.
Quiero terminar mi escrito con 3 preguntas.
- ¿Cuál ha sido una de las adversidades más grandes que has superado?
- ¿Qué aprendiste durante ese proceso?
- ¿Cómo puedes aplicarlos a la situación de hoy?
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